Autoría: Osvaldo León y Sally Burch
“Sin democratización de la comunicación, no hay democracia” fue una proclama, un grito, que se extendió por Latinoamérica a inicios de los ’80, particularmente en aquellos países del Sur que transitaban de las tinieblas dictatoriales a fórmulas constitucionales. La premisa era simple, pero contundente, por ser universalmente aceptada: la vitalidad de la democracia depende de la participación ciudadana, para lo cual resulta fundamental que los diversos sectores ciudadanos estén debidamente informados y puedan expresar sus particulares puntos de vista al conjunto de la sociedad, condición que solamente puede garantizarse con la democratización de la comunicación.
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martes, 28 de agosto de 2007
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